Saturday, November 08, 2014

Gran artículo: El recuerdo imperfecto de Yitzhak Rabin - Yair Rosenberg - Tablet



Hace diecinueve años, el 4 de noviembre de 1995, el primer ministro israelí Yitzhak Rabin fue asesinado por un extremista de extrema derecha. En un ritual anual, está siendo recordado como un pacificador y como alguien cuya muerte "cambió la historia". Rabin, según se afirma ampliamente, podría haber puesto punto final al conflicto entre israelíes y palestinos, algo que la Liga Anti-Difamación retrató muy vívidamente en un vídeo viral de historia alternativa titulado "Imagina un mundo sin odio"(sic).

Pero si ustedes leen el último discurso de Rabin ante el parlamento israelí, pronunciado sólo un mes antes de morir, el panorama parece mucho más complicado que el presentado por esta narrativa post-mortem. El 5 de octubre de 1995, Rabin expuso su visión de la paz hablando en la Knesset (la cursiva es nuestra) :
Consideramos que una solución permanente en el marco del Estado de Israel, que incluya la mayor parte de la superficie de la Tierra de Israel como lo estuvo bajo el gobierno del Mandato Británico, y junto a ella una entidad palestina que será el hogar de la mayor parte de los residentes palestinos que viven en la Franja de Gaza y Cisjordania. 
Nos gustaría que se tratara de una entidad que sea menos que un estado, y donde la vida de los palestinos se desarrollará de manera independiente bajo sus autoridades. Las fronteras del Estado de Israel, en esta solución permanente, estarían más allá de las líneas que existían antes de la Guerra de los Seis Días. No vamos a volver a las líneas del 4 de junio de 1967. 
Y estos son los principales cambios, no todos ellos, que nos imaginamos y queremos en una solución permanente: 
A. En primer lugar y ante todo, una Jerusalén unida,que incluya tanto Maale Adumim como Givat Zeev, como la capital de Israel, bajo soberanía israelí, preservando al mismo tiempo los derechos de los miembros de las otras religiones, el cristianismo y el Islam, la libertad de acceso y la libertad de culto en sus lugares sagrados, de acuerdo con las costumbres de sus credos. 
B. La frontera de seguridad del Estado de Israel se encuentra en el valle del Jordán, en el sentido más amplio del término. 
C. Los cambios que se incluirían supondrían la adición de Gush Etzion, Efrat, Beitar y otras comunidades, la mayoría de los cuales están en la zona este de lo que fue la "Línea Verde" antes de la Guerra de los Seis Días. 
D. Establecimiento de bloques de asentamientos en Judea y Samaria, como el de Gush Katif .
Esta es una dirección que podría haber adoptado el propio Benjamin Netanyahu, quien se ha opuesto enfáticamente a una retirada a las fronteras de 1967 - la vez más famosa junto al presidente Obama en la Oficina Oval - y ha insistido en una presencia de seguridad israelí a largo del Valle del Jordán y una Jerusalén unida.

Ofertas de paz mucho más generosas que las de Rabin, que incluían la división de Jerusalén, fueron realizadas por sus sucesores dentro de la izquierda, como los primeros ministros Ehud Barak y Ehud Olmert. Mientras tanto, Gush Katif, uno de los asentamientos señalados por Rabin para su preservación, fue evacuado por el derechista primer ministro Ariel Sharon junto con el resto de los asentamientos de Israel en Gaza.

Si alguien puede decir que está siguiendo el legado de Rabin es Netanyahu, quien, al igual que Rabin en 1995, es más bien escéptico ante la estabilidad y las buenas intenciones de los potenciales vecinos palestinos, e insiste en unas fronteras defendibles y en mayores garantías de seguridad en cualquier acuerdo de paz. Pero incluso Netanyahu ha estado dispuesto a conceder a los palestinos un estado en lugar de esa "entidad que sea menos que un estado" de Rabin - justo como se lo decía en la CNN a Fareed Zakaria apenas el mes pasado: "sigo comprometido con una visión de paz, de dos estados para dos pueblos, dos estados-nación, uno para el pueblo palestino, el otro para el pueblo judío" -.

Y a diferencia de Rabin, el líder del Likud congeló los asentamientos en Cisjordania durante 10 meses para poner en marcha unas negociaciones de paz, e inició un "congelamiento silencioso" de la construcción en la capital de Israel, Jerusalén. Por lo tanto, Netanyahu, en otras palabras, ha gobernado tanto en palabra como en obra desde la izquierda de Rabin. No hace falta decir que esto no es tanto la expresión de que Bibi sea "un paloma" como que Rabín era un "halcón".

Pero si en realidad Rabin no poseía esas supuestas posiciones proféticas sobre la paz, ¿cuál es entonces su verdadero legado? Para responder a esta pregunta, ayuda a mirar lo que no era. En una serie de tweets, el estudioso canadiense Jeet Heer afirmó que "las balas [Yigal] Amir lograron lo que quería la derecha: el fin definitivo de la última oportunidad real para una solución de dos estados". Y agregaba Heer, "Rabin llegó tan cerca de un acuerdo final como ningún líder israelí ha llegado nunca, y desde su asesinato todo ha sido hablar de negociación".

Pero como se puede comprobar fácilmente en la historia de las ofertas de paz israelíes después de Rabin, esa opinión es decididamente falsa. De hecho, como demuestran esas ofertas, el impacto del asesinato de Rabin supuso todo lo contrario. Su asesinato presagiaba un cambio masivo dentro de la opinión pública israelí hacia la paz y la solución de dos estados. A raíz de los disparos que mataron a Rabin, la izquierda israelí se trasladó a su izquierda, mientras que la derecha israelí fue aprobando gradualmente las posiciones de Rabin de cuando lideraba la izquierda israelí. De hecho, el reciente escepticismo israelí sobre el proceso de paz tiene mucho más que ver con los cohetes de Gaza que con las balas de Amir. Tal como ha dicho Ben Birnbaum, el periodista que co-escribió para el The New Republic el relato definitivo de las más recientes conversaciones de paz, "La historia no contada del proceso de paz es el hecho de que para cualquier medida objetiva, Benjamin Netanyahu, actualmente, está a la izquierda de donde estuvo Yitzhak Rabin en los años 90".

Ese ha sido el gran logro de Rabin. Él puede no haber sido ese pacificador revolucionario que algunos practicantes hoy en día de la hagiografía nos presentan. Pocos líderes electos en las democracias modernas pueden estar muy por delante de su tiempo, y los líderes también padecen las limitaciones de la política y de la historia. Pero lo que Rabin hizo fue lograr crear ese espacio que permitió a los israelíes reconocer la necesidad de la autonomía palestina. Por atreverse a imaginar un futuro diferente, y dar los primeros pasos valientes hacia él, puso en movimiento las tendencias que en última instancia han rehecho la sociedad israelí, y han abierto la puerta para que líderes como Barak, Olmert, y sí, Netanyahu, adoptarán unas posiciones más allá de las que Rabin inicialmente previó.

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